Texto VI: Platón tenía razón.

¿Cómo debería estar?
Feliz porque no queda mucho para que esta cuarentena interminable acabe.
Triste porque a pesar de que acabe, estoy comoda aquí.
Confundida de lo que pueda o no pueda  pasar a partir de ahora.
Con miedo.
Si, esa es la palabra que mejor define todo lo que siento ahora mismo. Exactamente un lunes cuatro de mayo a las trece cincuenta y ocho de la mañana.
¿Cómo será todo después de esto? Cuando vuelva a mi casa, ¿será un lugar diferente para mí? ¿Seguiré estando cómoda en esas cuatro paredes que me han visto crecer a lo largo de mis veintidós años?
Dudas. Preguntas.
Me encantaría tener una maquina del tiempo y viajar al futuro para resolver una duda ¿encontraré la felicidad absoluta?
Quizás esa felicidad de la que hablo y la que algunos dicen poseer no exista.
Quizás esa felicidad es esto, y ya está.
Tampoco me puedo quejar, he hecho siempre lo que he querido, con quien he querido y donde he querido, ¿Entonces por qué me siento así? Así como que me falta algo.
Desde que tengo uso de razón esa sensación ha estado conmigo. A veces se me olvida, por un instante realmente me siento la persona más feliz del mundo, pero cuando se va vuelvo a recaer en mis cuestiones.
Me gustaría ser filosofa como Platón o Aristoteles, ellos si que tenían respuestas para todo. ¿Creéis que alguna vez pensarón que lo que decían no eran mas que estupideces?
Quizás la realidad, la verdadera realidad, sea la idea que yo tengo de lo que es la felicidad absoluta.
Quizás Platón tenía razón y esa alegría solo se encuentra en el mundo de las ideas, en ese mundo quiero estar yo.
O quizás lo que dedujo Sócrates hace más de dos mil años sea aún la única realidad a la que nos podemos aferrar: "Yo solo sé que no sé nada."

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